Descripción
La cámara perfecta para los novatos y el lomógrafo que quiere aprender los conceptos básicos de la fotografía…
¿Realmente es necesaria otra review de esta cámara? ¿Acaso no hay información de sobra sobre ella? Puede, no lo voy a negar, pero aún así me apetece hacerle algo de justicia a esta vieja gloria de la fotografía analógica soviética.
Justicia, sí, porque muchas veces se ha visto a la Lomo Smena 8M como el patito feo de la lomografía, cuando no debería ser así. Los novatos en fotografía analógica rara vez la eligen como puerta de entrada a la lomografía, mientras que los veteranos (que no conocedores de los más mínimos conceptos de la técnica fotográfica) frecuentemente miran con desdén a una cámara que no puede competir estéticamente con compañeras como la Lomo LC-A, la Holga o la coqueta Diana. Reconozco que yo era de los últimos, la Smena 8M me parecía un producto absolutamente prescindible, una máquina del pasado a la que presumía incómoda de usar y paupérrima en cuanto a sus resultados.
Antes de nada vayamos a la frialdad de sus características técnicas; su lente es un 40mm f/4-16, velocidad de disparo 1/250 a 1/15 y modo bulb, enfoque de poco menos de un metro a infinito. Ya véis, no concreto mucho más porque no hay mucho que decir. Ahora, ahí queda la parquedad de la Smena 8M, ya que a partir del momento en el que le cargas un carrete esta pequeña rusa se muestra generosa con su propietario, que después de un pequeño periodo de adaptación le verá el encanto. Digo periodo de adaptación porque aquí no encontramos selector de ISO, en función de la película cargada tenemos que seleccionar una apertura en el objetivo de la Smena 8M (f/11 para un carrete de ISO 200, f/8 para uno de ISO 100), mientras que la velocidad la seleccionaremos al girar un anillo en nuestro objetivo que indica si el día está soleado o está lloviendo (con varias posibilidades intermedias). Así, si el día está soleado y giramos el anillo hasta la posición de un sol radiante, la velocidad se ajustará de inmediato a 1/250, mientras que si está lloviendo y buscamos la nube con lluvia en nuestro objetivo, la velocidad bajará automáticamente a 1/15. ¿Problema de este sistema? Muy sencillo, si utilizamos una película tan común como la Fuji Superia 200 en un día de sol tendrémos la apertura fijada en f/11 y la velocidad en 1/250 (figura de sol radiante en nuestro objetivo). Con f/11 tendremos una gran profundidad de campo pero…¿qué pasa si queremos hacer un retrato de alguien y desenfocar el fondo? Para eso tendríamos que seleccionar una apertura mayor en nuestro objetivo, pero al estar en un día soleado y con la velocidad máxima seleccionada no podremos reducir el tiempo de exposición, con lo que sobreexpondremos sin remedio. Así pues la mejor opción para esta cámara será emplear una película de ISO 100 y esperar a días en los que no haga un sol de justicia, será cuando la Smena 8M se muestre más versátil (supongo que en Rusia no tienen días tan soleados como los españoles, de ahí su limitación). Aunque lo cierto es que a f/11 y en cualquier condición la cámara toma unas imágenes estupendas.
Sin embargo en las limitaciones de la cámara rusa es donde está su verdadera virtud, ya que la Smena 8M ofrece la posibilidad de aprender los conceptos básicos de la fotografía (apertura, velocidad, enfoque) por un precio de risa. Es por ello una cámara perfecta para aquellos lomógrafos que llevan a sus espaldas cientos o miles de fotografías, pero no tienen ni idea de los conceptos ni la técnica fotográfica. Una vez dominada la pequeña Lomo Smena 8M ninguna otra cámara se nos resistirá. De igual modo, los novatos pueden encontrar un verdadero filón en esta cámara que invita a ser usada sin emplear su visor (tampoco sirve para mucho), disparándose desde la cintura, o haciendo dobles o largas exposiciones, girándola, cargando una y mil veces su obturador (movimiento que se asemeja al amartillamiento del percutor de un revolver) para hacerlo funcionar casi sin pensar (¡dispara!). En definitiva, probablemente la cámara que más se ajusta a los dictados lomográficos.
En cuanto al resultado, no esperes la perfección, pero sí cabe la posibilidad de lo inesperado. Porque difícil de imaginar resulta la calidad de las imágenes que esta cámara proporciona, una calidad que la aleja del concepto de cámara de juguete. Los colores se muestran siempre vivos, verdes intensos y azules profundos se adueñarán de tus fotografías. La conquista está asegurada desde el primer carrete.
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